La disponibilidad de un abogado debe ser en todo momento una opción para sus clientes, especialmente por si ocurre algún tema de urgencia que requiera de atención inmediata. Es por ello, entre muchas otras cuestiones, la importancia de la tecnología para abogados, para así poder gestionar en cualquier momento y desde cualquier lugar los casos, atender a sus clientes y solventar sus asuntos.
Si bien el uso de las tecnologías de la información facilitan enormemente la fluidez de la comunicación, no pueden reemplazar la presencia del profesional al momento de realizar determinadas acciones, por lo que para un descanso de vacaciones, o por situaciones personales, es importante la planificación previa de la alternancia de unos y otros abogados dentro de un bufete, con tecnologías que tengan toda la información y gestión de casos perfectamente organizada para que cualquier abogado se pueda poner a la cabeza de la situación si el titular no está disponible.
¿Por qué es tan importante que un abogado esté a disposición de sus clientes para cualquier eventualidad de urgencia que pueda surgir? La respuesta se remite a lo que podría ser el equivalente al juramento hipocrático de los profesionales de las leyes: estar siempre listos para anticipar y prevenir riesgos legales, un tema crucial en toda empresa y que incluso puede llegar a repercutir en su continuidad como tal. El deber estar disponibles, de turno ante cualquier contingencia, es muy valioso a los ojos de los clientes y realmente invaluable cuando llega ese momento que justifica el esfuerzo.
La importancia de tomarse un descanso, o unas vacaciones, adquiere matices nuevos desde una visión actual, ya que significa alternar días de descanso con otros de “guardia”; mantener abiertos los canales de comunicación con los clientes beneficiándose de las tecnologías de la información; así como es una oportunidad para demostrarles compromiso y seriedad, y la importancia que tienen sus casos. Es una tranquilidad para el cliente y una alta generación de confianza.
Además, es un momento interesante para abrir las puertas a los practicantes de derecho, estudiantes de último año que buscan realizar las prácticas profesionales de rigor en el despacho y que en un futuro podrían integrar el equipo de abogados de la firma.
Se podría concluir que las vacaciones son un descanso de la rutina, pero no un desentendimiento de los deberes, y mucho menos un abandono de la actividad profesional. Un abogado de vacaciones continúa siendo un abogado, con toda la responsabilidad que haya adquirido como representante de los intereses de sus clientes.