En la actualidad, con la importancia de la tecnología, el Internet y los nuevos medios de interacción laboral y personal, es relevante hacer una reflexión en relación con el impacto actual de las nuevas tecnologías y el mundo digital en la abogacía. Y es que no queda duda que las tecnologías de la información se han incorporado plenamente al ejercicio de dicha profesión, como en muchas otras.
Este artículo tiene como fin presentar los retos y oportunidades que las nuevas tecnologías suponen de cara al ejercicio legal.
Impacto transversal en todas las ramas del Derecho
El Derecho Digital ya está siendo considerado como una rama más dentro de ese frondoso árbol que supone disciplina legal. Actualmente se oyen temas tan relevantes e importantes como el derecho al olvido; nuevos tipos penales como el stalking, grooming o ciberbullying; delitos contra las personas y el patrimonio cometidos a través de Internet; la mayor proyección en vulneraciones del derecho al honor, la intimidad y la propia imagen a través de las redes sociales; o las implicaciones de las transacciones comerciales a través del cada vez más creciente sector del comercio electrónico o incluso monedas electrónicas como el BitCoin.
Pero las tecnologías de la información no solo afectan al Derecho sustantivo. En ese sentido están igualmente presentes, y de forma no poco relevante, en el ámbito procesal de los distintos órdenes.
Y es que en la realidad de la práctica de los Juzgados nos encontramos, cada vez más, con situaciones en las que las pruebas aportadas en el procedimiento son “pantallazos”, conversaciones de aplicaciones de mensajería o archivos digitales.
Pero, ¿han sido aportadas dichas pruebas al procedimiento con las debidas garantías? ¿Realmente esas pruebas acreditan la realidad de los hechos con las suficientes garantías legales? ¿Se puede dar fe pública de la realidad del contenido de una supuesta conversación de WhatsApp con base en la mera presentación del terminal al Secretario Judicial? ¿Cómo debemos aportar esas pruebas con las garantías adecuadas? ¿Podemos impugnar la prueba aportada de esta forma por la parte contraria? Son muchos los interrogantes y extensas las respuestas que darían para otros artículos.
El despacho del abogado del Siglo XXI
El Involucramiento de las tecnologías de la información en las distintas profesiones, y especialmente en la abogacía, ya son una realidad de la que no podemos –ni queremos— escapar. La profesión de abogado siempre ha conllevado la gestión de ingentes cantidades de información de diversa naturaleza, campos de trabajo e índoles.
Sabemos la importancia de una adecuada gestión de dicha información, para un correcto análisis de la situación a la que se enfrenta nuestro cliente, y por tanto incide de forma decisiva en nuestra valoración a la hora de plantear nuestra estrategia.
Las tecnologías de la información, si bien han multiplicado de forma exponencial la cantidad de información que tenemos que procesar, nos han presentado a la par diversas herramientas de gestión de tiempos, facturación, información, archivos, etc, disponibles para ayudarnos en nuestra productividad de una forma sumamente útil y organizada.
Podemos gestionar los casos, consultas puntuales de clientes, resolver en segundos asuntos de urgencia desde cualquier lugar y a cualquier hora, gracias al uso de las tecnologías.
Y la existencia de las redes sociales como Twitter, LinkedIn e incluso Facebook, se han convertido también en herramientas fundamentales para los profesionales de la abogacía, tanto con la finalidad de captar clientes, como con la de obtener valiosa información segmentada por temas de interés, o incluso colaborar con otros profesionales.
Por último, pero no menos importante, las cada vez más funcionales bases de datos de jurisprudencia, sistemas de gestión del conocimiento como los Mementos, y herramientas de gestión integral del despacho son elementos a nuestro alcance y en todo caso fundamentales para el eficiente y exitoso desempeño del ejercicio de la abogacía y la mejora de la productividad de nuestros despachos.
La actualidad es una época muy apasionante, llena de retos, desafíos e interrogantes, con demasiada información a la mano y poco tiempo para procesarla, pero con la oportunidad de participar activamente en las soluciones y respuestas a los mismos, rápidamente, sólidamente y en cualquier momento. La tecnología en la rama legal es simplemente una herramienta más para ayudarnos a realizar nuestras labores con eficacia, eficiencia, profesionalismo y organización, una herramienta que cada vez se va volviendo más indispensable, y que cada vez nos supone nuevos aprendizajes.